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¿Orgullosos de vivir en la “Sociedad de la Información y el Conocimiento”?


En pleno siglo XXI vivimos rodeados de tecnología y plataformas audiovisuales que nos facilitan la vida en muchos aspectos: estamos informados de lo que pasa diariamente en la sociedad, tenemos a mano una gran cantidad de información, estamos constante y fácilmente comunicados…En fin, se puede decir que en nuestra “sociedad de la información y conocimiento” todos estos avances nos hacen la vida mucho más fácil.

No obstante, ¿estamos seguros de que por tener más facilidades tecnológicas vivimos mejor informados que hace unos años? Debemos tener en cuenta que no por tener más a mano la información esta es más fiable, y que un elevado porcentaje de las noticias que nos ofrecen los informativos tiene su dosis de manipulación, especialmente política. Platón, sin embargo, en los siglos IV y V a.C no tuvo la “suerte” de tener por ejemplo, un ordenador para escribir “La República” ni pudo utilizar un PowerPoint para representar “El Mito de la Caverna”. Aún así, siguiendo el pensamiento platónico, vivir rodeados de métodos audiovisuales y medios de comunicación no es ninguna “suerte”, ya que según parece, estamos entrando de un modo masivamente colectivo en la caverna de Platón.

Esta introducción colectiva en la caverna platónica tiene su explicación en la excesiva credibilidad que le otorgamos al mundo virtual y las imágenes que éste nos proporciona del mundo sensible.

En su Mito de la Caverna Platón hace una dura crítica a las imágenes o sombras de los objetos y seres naturales o fabricados y a estos mismos dando a entender que cualquier conocimiento sensible u opinión (Doxa) nos aleja del auténtico conocimiento, es decir, de las Ideas. Este tipo de conocimiento, cuyos resultados no son más que meras sombras de la verdad, podemos adquirirlo mediante una experiencia directa o mediante los medios de comunicación; pero en ambos casos y mientras continuemos creyendo que la realidad se reduce a lo sensible y representable, permaneceremos en el interior de la caverna, en un mundo de sombras ilusorio. Es decir, las sombras que podemos identificar con aquellas imágenes que se nos muestran en las pantallas televisivas, en el cine o en los ordenadores; sí que son reales ontológicamente hablando, pero el estado epistemológico que nos proporcionan no es un conocimiento sobre la realidad profunda.

No obstante, en nuestra sociedad se sigue creyendo que todo aquello inteligible, que no podemos ver ni tocar, no es real. Hemos pasado de la cultura oral a la automatizada, hoy en día creemos que las proyecciones (diapositivas, presentaciones…) son mejores métodos de difusión educativa y de enseñanza que la palabra, ya sea oral o escrita. Sin embargo, esta aparente facilidad no es más que una forma de volver más superficial lo profundo, es decir, de ensombrecer la verdadera realidad y alejarnos de ella.

Lo que Platón pretendía decirnos es que debemos ir más allá de lo que ven nuestros ojos porque el conocimiento no es sólo imaginar a partir de imágenes ni representaciones. Por este motivo Platón identifica a los prisioneros como aquellas personas cuyas almas se han dejado llevar por las apariencias y las identifica como de hierro o bronce y representa a los filósofos como aquellas personas cuya alma de oro ha ido más allá de las apariencias y han logrado ver el Sol, que representa el máximo ideal, el conocimiento absoluto: la Idea del Bien.

A partir de esto, podemos decir que la verdadera amenaza que constituyen los medios de comunicación es la trivialización de lo serio, real y verdadero. Y es que podemos utilizar lo sensible como una representación de aquello a lo que sólo puede alcanzar el conocimiento, pero nunca podemos utilizarlo como una sustitución a esto. El universo cognoscitivo de los medios de comunicación no bebe anular la capacidad de nuestra psiquis para llegar a la Noesis.

Debemos desconfiar, por lo tanto, de mucha de la información que nos aporta los medios de comunicación y escapar de la manipulación programada para la mayoría ignorante y creyente de aquello sensible. Para lograrlo es imprescindible pensar acerca de la información que se nos proporciona, seleccionar aquello que creamos oportuno empleando la razón y relacionándonos con personas que también hagan uso de esta y vayan más allá de lo que aparentemente nos proporciona la “sociedad de la información y el conocimiento”.





Tamara Villena Rodríguez

3 comentarios:

Ana Estela i Gallach dijo...

Ojo Tamara. No és correcte "en los siglos IV y V a.C", o un modo masivamente colectivo, sobre tot en l'últim cas perquè al fons de la caverna, Plató representa a la humanitat que és un subjecte col.lectiu.
Es teua aquesta afirmació: El universo cognoscitivo de los medios de comunicación no bebe anular la capacidad de nuestra psiquis para llegar a la Noesis. Caldria citar en tot cas la font.

Crec que en un exercici de la pau no caldria ni exposar tant a Plató, ni tanta extensió per tal hauries d'aprendre a fer un esforç major de síntesi. El material és de bona qualitat.

Kawakami dijo...

Decir que lo que sale aquí es interesante es quedarse corto.Ha resultado de lo mas interesante.
Felicidades

Aleksander Stelmach dijo...

De verdad me encantó tu comparación entre el mito de la caverna y la sociedad actual, realmente es muy acertada y pienso que de verdad deberíamos darnos cuenta de ésto y "empezar a creer, para poder ver".

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